5 de junio de 2012

OLOR A AYUNO


Hay sobresaltos inexplicables en el aliento, el tufo a ayuno en tantas bocas, la fantasía de estar vivo y no sentir lo majestuoso de respirar, el desespero de una lucha sin frutos bajo el padre sol; cabezas al borde de una  esquizofrenia mal sana; gente rota, como muñecos  mal hechos desatendidos y vaciados  en trozos, anónimos sin libertad, desaparecidos sin nombre. Mil costales de carne en la calle, rotos, todos rotos,  regando sus intestinos, su sangre, muriendo pero no como muere lo que vive,  destilando  muerte desde su nacimiento; hambre, hambre, sed, rabia, volcanes que estallan como calderas espirituales que ya no soportan una lágrima más.
Augusto sigue mandando en este circo tan romano, los leones nos siguen comiendo, los guardias no han podido cortar la cabeza al emperador; ninguno es virtuoso, nadie es mejor que justo, no hay un siniestro donde es preciso… Todos, en esta tumba bajo el sol; llena de podredumbre y decadencia son afinadamente sobornables; provocan el vaho  a mierda todas las madrugadas.  Se levantan de pie izquierdo los gobernantes, las amantes, lo guardias, los curas, las putas, las monjas, el profesor, el vigilante, el estudiante impasible, los recursos humanos de las fábricas de “dios”. Después de alzar la cabeza y el cuerpo con el pie izquierdo;  la mano de obra  va en el bus, camino a un mal  día bajo el sol y el  humo de una ciudad que los ahorca, los viola, los asfixia, les chupa la sangre, la bolsa, la vida, allí van a deshacerse; más tarde los dejaran sin lugar donde alojarse, amar, saltar, cantar, reír.
Augusto, asiente estar en la gloria con tan maravilloso espectáculo; los sufrientes agonizando en pedazos  y el césar sobando su barriga, tomando vino, comiendo hamburguesas en McDonald's , riendo con  mujeres también muy sobornables como los guardias de turno; putas,  fantasmas que se hacen alarde en su palacio.
Enigmática sigue esta custodia de muerte; salgo, me hostigan, me persiguen mil muertes,  sueño agonías; veo, abrigo  a toda hora  ese olor a olvido y silencio; se caen mis segmentos, mis intestinos;  aún moribunda,  alcanzo a percibir ese olor a  ayuno en todas las bocas.
Por:Silvia P.

2 de junio de 2012

Apacigüe de aquí mujer cobarde

La simpática chica, de la sonrisa falsa en el espejo quebrado, vino hoy a transmutar en casa; morada vulgar, espejo inservible, chica de máscara incómoda; compañía que no apetezco... Muchacha, vete bajo la lluvia y no mojes tus ojos con lágrimas redundantes; no vuelvas chica, no tomes mi papel de escribir, no robes mis pinceles o mi pintura, el alquitrán, el negativo o el lienzo... ¡No! ¡No! ¡No! No toques con tu existencia esta angustia que no es mía. Ve juega sola de cara al viento, al sol, al ocaso; búscate una razón que no sea un reflejo automático y falso en un espejo cerril, no lo sigas rompiendo, no te llenes de furia, no te envenenes, no te electrocutes con tu quimérico reflejo, no te ajusticies, no te guillotines, no gimotees más... ¡No! ¡No! ¡No! Reprimí  la felicidad mientras vegetabas destrozando tu reflejo con tu falsa sonrisa… No estaré más,  bajo tus normas de sangre y muerte, no podré condescender con mirarte en un mundo lleno de vida; no más sangre en mi estómago, no más vida en la muerte… Apacigüe de aquí mujer cobarde; no des vida para quitarla; no asfixies a los bufones. Me liberté de tus cadenas incurables, deserté de tu falsa máscara y tu maquinal autodestrucción… Fui a buscar el viento, el sol, la luna; florecí  indagando mi montaña. Te regalo mi casa, quédate en la oscura morada; es tuya, con todos tus patrimonios. Yo me voy de enamorada de la tierra y con  un cuchillo rosa siniestro,   camino gritando por los desposeídos; yo me marcho con mi brillante locura cantando al atardecer, al anochecer, a mis pies danzantes, a mi carcajada insistente, gritando mi demencia que fue la cura a tu muerte, yo me voy con mi vida y la respiro y la sonrío para siempre… 

Por: Silvia P.