21 de abril de 2013

Mafalda. La libertad de limitarse del hombre


3 comentarios:

Unknown dijo...

La palabra libertad fue y es malinterpretada por la humanidad y esto se debe a que su definición no es conclusa ni encasillable. La palabra libertad goza de un significado libre y ameno, al que se acomodan la naturaleza, los animales y el ser humano; en esta palabra caben la tierra, el agua, las flores… Sin embargo, el hombre no ha podido captar enteramente la esencia de ser libre y esto se debe a que él, a diferencia de muchos otros elementos vivos y naturales, debe convivir y pertenecer a una sociedad que exige límites para llevar a un orden (que se ha logrado parcialmente); estos límites son impuestos por la élite y generalmente, no cuestionados por la clase media y baja.
No es por la existencia de las normas que el ser humano no es libre en el amplio sentido de la palabra, es por el uso, la creación y modificación de tales normas que en ocasiones llegan a ser absurdas, y es que “quien quiera imponer la fuerza, la fraternidad, la libertad o cualquier otra virtud, las destruye”(1), porque estas no se imponen: es deber del núcleo social, es decir la familia, inculcarlas, enseñarlas, profundizarlas para aportar a la sociedad individuos autónomos pues este valor es uno de los más importantes y relevantes a la hora de construir entornos saludables y prósperos .
“Cada uno debe de obrar como quien es, no como lo obligan”(2) y es únicamente la familia la que posee la habilidad y facilidad de aprender y enseñar a inculcar tal virtud. Entonces, la libertad no se puede definir como hacer lo que se quiera, pues en el hombre, tal valor va ligado a la capacidad de pensar y tomar sus decisiones individual y colectivamente, sin olvidar ni dejar de lado que tales decisiones, al final de cuentas, afectarán de maneras directas e indirectas a las personas que están a su alrededor, al medio ambiente y a los animales.
Así como a la libertad no se llega rompiendo todas las leyes y normas existentes por medio de la rebeldía más injustificada, tampoco se llega aceptando y cumpliendo con todas y cada una de las normas (que mas que leyes, parecen ser limitaciones para seguir convirtiendo al pueblo en una masa absorbente) ya que esto dejaría de ser una autonomía para convertirse en un sometimiento. Se debe encontrar el punto exacto para lograr una libertad autónoma.
A partir de este punto, empiezan a surgir preguntas acerca no de qué, sino de cómo. Y las respuestas no son sencillas: si el ser humano es un animal político, criado en un núcleo, se debe encontrar la manera de modificar la cultura de la crianza por medio de la educación. Es verdad que si las generaciones actuales no han sido criadas en un entorno rico en la educación basada en tal virtud, resulta complicado generar un cambio. Sin embargo, existieron muchas personas que “dejaron sus países en mejor estado del que lo encontraron al nacer”(3), tales como Martin Luther King o Nelson Mandela, y de estos no se puede afirmar que en su infancia el valor de la libertad autónoma fue inculcado. Ellos y miles de personas más que en su mayoría no han sido reconocidos públicamente, han realizado cambios en la sociedad que han permitido una mejoría, sin embargo aun existe mucho por hacer y esos cambios están en manos de las presentes y futuras generaciones.
1) Camps, Victoria. Manual del civismo, capítulo VIII “Decir no”. Pág 105.
2) Ibíd., Pág. 109.
3) Ibíd., Pág. 107.

Unknown dijo...

“A veces cree uno encontrarse en un ambiente permisivo y en realidad las presiones por aceptar ciertos modos de conducirse son fortísimas”1 En cada esquina de mi casa me encuentro con letreros y más letreros de prohibido esto, prohibido aquello, la verdad no los entiendo, aunque estén escritos en español, la verdad me confunden, no los soporto, y pensándolo bien los días que paso por allí me siento inconforme, con cansancio, es que enserio me molestan demasiado.
Pero analizando mejor los letreros me doy cuenta de que siguen allí a pesar de que me moleste verlos, entonces de repente se me ocurre relacionarlo con que el ser humano, se limita formidablemente.
No es conformista, pero acepta día a día los cambios repentinos de la cotidianidad, malos la mayoría y se sigue quejando pero allí esta, y lo más irrelevante es que no hace mejoras, no habla, no actúa, no se expresa, calla, ignora que es un grave problema, solo se queja, no se inmuta siquiera por preguntarse qué hacer para que los demás escuchen sus oposiciones, sus opiniones, etc.
Al caer en cuenta de esto, pensé que es un problema en el cual estamos totalmente sumergidos, hasta el cuello. Esa cotidianidad en el mundo del ahora que no nos gusta pero nos da miedo hablar, refutar para obtener algo mejor de lo que tenemos, ¿porque no marcar la diferencia? ¿Porque no alejarnos de la cotidianidad con lo cual no estamos conformes? ¿Porque no hacer algo en vez de quedarnos sentados sin hacer nada, viendo como nos destruyen los que están arriba tratando de gobernarnos?
Por ejemplo en el colegio, te dicen:
No corra, no grite, hable pasito, no se salga del salón, no coma, siéntese bien, haga silencio, no converse, etc... Sé que hay espacios adecuados para hacer ciertas cosas, pero de la manera que nos imponen estos estatutos, estas reglas no es la adecuada, porque nos están diciendo por un lado que hablemos, que no nos dejemos manipular, que demos nuestras opiniones de los que están arriba, de los que quieren gobernarnos y entretenernos con bobadas, con mínimas cosas, pero por otro lado ellos están haciendo lo mismo que los demás manipulándonos, queriendo que seamos perfectos ¿pero perfectos para quién?, para ellos noooo…¿ entonces que será la palabra PERFECTOS?, convertirnos en robots, en maquinitas que hagan lo mismo que los demás simplemente manipuladas por alguien más, supuestamente superior, ¿no se supone que somos todos iguales? ¿Entonces porque creerse ellos superiores a nosotros?
Ellos quieren que no pensemos por si solos y lo peor es que nosotros nos damos cuenta de ello y no hacemos nada, nos quedamos callados.
Y ya nos estamos acostumbrando a ello, ya que son las normas que ellos nos quieren imponer, y desde pequeños nos hacen creer que es correcto ir todos detrás de ellos como hormiguitas, ¿porque no ser distintos y salirse de esa hilera? ¿Con que fin nos imponen tantas cosas?, ¿porque tantos letreros y reglas de prohibición? ¿Porque no pensar mejor en letreros que nos pongan a cuestionarnos, a pensar, a respetar a los demás pero con argumentos? ¿Por qué ser tan pulidos? ¿Para quién? regalémonos nosotros mismos esa libertad, no hay nada mejor cuando obtenemos la LiBERTAD de ser quién somos, es más emocionante cuando hablamos por nosotros mismos, es una virtud poderosa, cuando se te valora por lo que eres.
“¿Cómo salvar la mirada irónica que es la mirada de las gentes verdaderamente libres?”2
“¿Cómo conseguir que la contemplación no parezca cosa de sabios sosos y tediosos?”3 quiero que alguien se cuestione así mismo como lo hice en este instante y que traten de responderse a sí mismos el porqué de las cosas…

1)Camps, Victoria. Manual del civismo, capítulo VIII “Decir no” Pág 110.
2)Ibíd., capítulo VII “La vida contemplativa” Pág. 100.
3)Ibíd., Pág. 100.

Alejandro Cossavella dijo...

Brillante!