Conservo en la memoria, a mitad del camino entre la vigilia y el sueño,
otro canto de aquel tiempo, que tal vez se haya perdido ya, pues la melodía se transmitía de viva voz de generación en generación, sin que nadie la escribiera.
Era el Canto de la Aurora. Antes del amanecer, un grupo de muchachos
recorría las calles para despertar a los vendimiadores que debían ir al trabajo a primera hora. Quizás algunos de aquellos «despertadores» vivan todavía y recuerden la letra y la música. Canto magnífico, mitad religioso y mitad profano,venido de una época ya lejana. Aquel canto me despertaba en plena noche en la época de la vendimia. Después, volvía a dormirme.
4 de diciembre de 2010
LUIS BUÑUEL, DE MI ÚLTIMO SUSPIRO
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