2 de diciembre de 2010

La malvada intención

Ustedes, por estar leyendo la crónica social...
las recetas de cocina y el manual para portarse bien en sociedad...
por estar alelados mirando la televisión o las estrellas...
y baboseándose con las poesías a miss universo...
ustedes, los poetas que fabrican sobre el diccionario de rimas un poema quincenal...
ustedes, los intelectuales conformistas para quienes es muy cómodo el nihilismo...
ustedes, los burócratas liberales y conservadores que ya perdieron el sentido de lo maravilloso...
ustedes, los inspectores de la moral, que confunden el “hula-hula” con el marqués de sade...
ustedes, los sexólogos de ideas fijas que representan el “hula-hula” con un falo abstracto y circular...
(nosotros protestamos contra ustedes que se oponen a la satisfacción de los instintos naturales y al derecho a legitimar esos instintos por las vías legales de la imaginación)...
ustedes, los reales académicos y tratadistas de la forma, que no saben lo que se anida en las cloacas, y que no han mirado desde las alcantarillas el nacimiento del sol...
ustedes, los estudiantes de urbanidad y de retórica que ya saben rimarle un verso a la prostituta y limpiarse la jeta con elegancia...
ustedes, las señoras aristocráticas que bailan a Elvis Presley en el club y levantan las piernas para escandalizar a los notarios y a los senadores de la 2a. república...
ustedes, magistrados y jueces que codifican la vida y asesinan con fórmulas los instintos vitales...
ustedes, los notarios que escrituran a los ricos la tierra de los pobres con manos de usureros y canas en el cerebro...
ustedes, los ciudadanos ejemplares que se emborrachan en los prostíbulos y hacen penitencia religiosa...
ustedes, los que se flagelan a la luz del sol ante los altares de piedra, y de noche cumplen funciones de pederastas...
ustedes, los de la “liga de la decencia” y “la pureza del espíritu” que se escandalizan con los senos de una escultura y no sienten horror al defecar en la bóveda celeste del sanitario...
ustedes, los predicadores, que apestan con su oratoria y con sus sotanas de terciopelo sudado...
ustedes, los políticos que no creen en la revolución y se hacen remunerar su falta de fe...
ustedes, los policías, que no saben como preñan los poetas a las rosas...
ustedes, los críticos de arte y literatura que han leído la citolegia y a kant, y que confunden a gonzaloarango con un paciente de la sicología, a garcilazo con don blas de lezo, la “unión libre” de breton con la “unión nacional” de ospina pérez, un ataque al corazón con la crisis de la poesía...
ustedes, en general, no saben nada de nada...
y tienen una idea falsa de lo que es el nadaísmo cuando piensan que somos la amenaza material del orden burgués...
nosotros no vamos a robarle la chequera al capitalista, ni vamos a asaltar a media noche su despensa; que los burgueses revienten tranquilos en medio de la abundancia...
tampoco vamos a raptar en noches de luna a las colegialas del “mary mount”. el nadaísmo no es una historia prostibularia, que ellas revienten con sus prejuicios, su puritanismo angélico, y que lleven su sexo casto al matrimonio, o lo conserven como una momia para que lo consagren a san luis gonzaga...
tampoco queremos alterar sus conceptos del mundo en el que viven de tránsito a la eternidad, afianzados aquí en la estabilidad económica, la virtud y el respeto social...
nosotros no tenemos nada que ver con quienes no tienen problemas, ni dudas, ellos están salvados...
pero queremos confesarle una malvada intención a la burguesía. señores burgueses: el nadaísmo se fundó para pervertir a vuestros hijos. vamos a interrumpir vuestro sueño y a despertar en vuestras alcobas inquietantes y terribles gérmenes de zozobra. vuestros hijos regresarán una noche a pediros cuentas, ebrios y poseídos de una terrible cólera.
temedlos, yo los conozco, son peligrosos...
a mi madre de 70 años ya le advertí: nena, si no me dejas libre le diré a la policía que eres comunista... y ella dijo: “tú sabes que eso es falso, no lo hagas, porque me echarían de la iglesia...”.

Fuente:
Obra negra. Santa Fe de Bogotá, Plaza & Janés, primera edición en Colombia, abril de 1993.

1 comentario:

Daniela Ortiz B. dijo...

Daniela Ortiz Ballesteros 11I4

A través de la lectura de todos esos pensamientos, enfocados a describir, actitudes y comportamientos de toda una masa, es difícil pre-escribir un buen desenlace en lo que a sociedad se comprende desde los diferentes juicios filosóficos donde nos muestran la utopía de una sociedad que actúa de manera independiente, sin ningún tipo de gobierno ni estatus social, lo que describe el anarquismo y que lastimosamente se ha desdibujado con la idea de ser libres a costa de todo. Es verdad que cada ser debería tener la autonomía suficiente para expresarse en todas las maneras posibles, pero también es un hecho que esta libertad debería ser fundamentada en el respeto al otro, tu libertad se extiende hasta donde empieza la libertad de los demás individuos que también piensan y sienten y reaccionan ante lo que sucede a su alrededor.
En este orden de ideas, es fácil observar que “Nadie merece algunas desigualdades pero ahí están. Y lo peor no es que existan, es que son causa de exclusión y discriminación” (1) como lo afirma Victoria Camps en el Manual de Civismo.
El hombre en sociedad, tiende al individualismo, el concepto de familia cada vez se pierde más en el ensimismamiento de cada individuo, las personas están en busca de un enriquecimiento material y absurdo con el cual escudan un bienestar comercial donde tras todo un proceso corrupto y político buscan el abarcar fortunas sin importar las carencias de otros humanos que no tuvieron la misma destreza en un sistema establecido a través de la historia y el cual no ha cambiado mucho pues los índices de pobreza en comparación a las masas más opulentas son ridículamente contrastantes. Según el Manual de Civismo “Hemos interiorizado el principio de igualdad. Lo hemos interiorizado bajo la forma de unos derechos fundamentales cuyo cumplimiento debe exigírsele al Estado” (2). Y el Estado debería llevarlo a cabo con la equidad que se merece todo un pueblo, pero no deja de ser algo utópico desde el bajo nivel educativo que sufren países subdesarrollados, donde los recursos han sido mal administrados y donde vemos la indolencia de quienes tienen el poder y el conocimiento. “El conocimiento de las corrupciones, fraudes, delitos y maldades que aparecen por doquier no ayudan, ciertamente, a comprometerse seriamente con deberes y obligaciones éticas o cívicas” (3) y lo verdaderamente alarmante de este enunciado es lo visible que esto es ante los ojos de miles de personas que habitan impotentes y sin herramientas suficientes para hacer valer sus reales derechos y salir ilesos de los actos de inconsciencia de quienes dirigen ya sumergidos en un poder corrupto y egoísta.

Camps, Victoria. Manual de Civismo, Ariel.
Ibid 1(pág. 41), 2(pág. 42), 3(pág. 48).