27 de marzo de 2020

MEMORIAS DE PALABRA-ANDANDO

(Semillero de la biblioteca del Centro Formativo de Antioquia)





La casa de las ideas, las palabras, las diferencias, la cuna de futuras ciudadanas está llena y tiene vertientes en todos sus rincones, mujeres que desde las sillas, desde el mueble, desde el suelo, desde el piano, desde las estanterías comparten sus diferencias, mujeres a las que les gusta debatir ideas y por fin encontraron un lugar donde sembrarlas y regarlas en el respeto, abonarlas en el espíritu crítico y las mentes abiertas, protegidas por el poder divino de la mujer obligada a la madre TIERRA y respaldadas por padrinos y madrinas sentipensantes enriquecedorxs de un suelo fértil para cultivar. Aquí las ideas fluyen como ríos en constante renovación, aquí se construye el conocimiento.

Si alguna vez esta guarida fue desolada y sus visitantes eran contados con los dedos de la mano, hoy faltan manos y pies para contar los nuevos nacimientos que han llegado a beber de la fuente de la eterna consciencia, a la que como si de un tesoro pirata se tratara, se navega por muchos mares, mares de dudas, de lágrimas, de dolores históricos y presentes, mares de injusticias, para construirse y acercarse a ese utópico tesoro de equidad e igualdad que tanto busca la nueva sociedad.

Aquí se siente el pueblo, se indianizan, se vive en el ANDO, pensANDO, hablANDO, despertANDO, indianizANDO, aquí se arraigan a una sociedad indolente y cómo mujeres en formación, ciudadanas y seres humanos, se tejen, alzan la voz, dan cada una su puntada para tejer la multiculturalidad, se crean los argumentos, sin miedo a crear nuevas mujeres, a revolucionar el mundo, sin miedo al poder, al Gobierno. Aquí, en estos cimientos se está creando una Colombia Otra, una Colombia sentipensante, una Colombia de colores.

Son mujeres a las que les duele la indiferencia, les duele mucho y se convierten en mujeres empáticas con el dolor ajeno, personas argumentativas, inconformes informadas, sin miedo a llevar la contraria, firmes ante esos hombres y mujeres, sistema que no quiere saber nada, y se preparan para no dejar opacar su voz.

Cabe aclarar que a este semillero no siempre se llega firme, se llega como un río contaminado, con peces envenenados, con residuos de fábricas, de megaproyectos, enviciados en el capitalismo y un sistema patriarcal naturalizado en la historia, pero en padrinos, madrinas, en la Valquiria del conocimiento, se comienzan a purificar estas aguas sucias mentales.

Convirtiendo así a las que antes estaban sumergidas en el agua turbia de una mente cooptada, en nuevas aguas, libres del mercurio transnacional colonizador de vida, cultura y conocimiento, del capitalismo imperante y de los medios de incomunicación. Mujeres que ahora influyen en otras corrientes de la mamá kiwe, corrientes que han sido truncadas o desviadas hacia un estanque de muerte, aguas firmemente convencidas de que están creciendo y no se dan cuenta de su pérdida de volumen.

Es un espacio ideal para re-cargar y lograr el intercambio energético correspondiente al equilibrio armónico de la nueva minga crítica de la sociedad, una minga que se construye por el intercambio de las partículas oxidantes en agentes de creación que en conjunto forman la sustancia que ahora se puede nombrar resistencia.

Todas estas aguas represadas comienzan a pasar por un filtro, una realidad que moverá las aguas mentales porque son aguas que llegan a re-conocerse porque han sido inquietas, curiosas y han visto que están cautivas, represadas, musgosas pero hay también quienes llegan apenas a conocerse, aquellas que no saben dónde están, ni por qué están inmóviles, ni por qué son tan densas, ni por qué en sus aguas no fluye la vida, es ese filtro que viene a separarlas del sistema, las activa, las revuelve, las huracana y allí comienzan a romper paredes, a escapar del sistema hidráulico capitalista, comienzan a hallar los agujeros, las fugas a los océanos, a los ríos, salen a mirar de frente las aguas inmensas de la sociedad unas veces dulce, otras veces saladas, otras veces pantanosas, y otras con corrientes opuestas.

En este ecosistema literario, pensante y casi romántico, el espacio se vuelve implacable es entonces cuando se siente la tensión, las corrientes golpean con fuerza, el mercurio quiere predominar y la minga resistir; Las aguas se encuentran y es entonces, cuando empieza la batalla de dos opuestos completos que sin notarlo forman un remolino doliente que gira sobre sí una y otra vez. El indianizado sigue firme porque ya no está solo, dentro de sí se encuentra la mayor fuerza, la que se teje en comunidad, la que armoniza el pensamiento y la práctica y desde aquí se lucha con la miseria que construye la pirámide y el dolor con el cual se autocorona.

Los humanos nacen con la misma infortuna que los huevos de una tortuga, dejados a la orilla del mar, productos de una decisión reproductiva para mantener la especie, en la que nunca se decide, ni la ubicación geográfica, ni temporal, ni étnica, ni histórica; lanzados a una playa donde cada metro de arena es una probabilidad de muerte y todas las probabilidades están en contra de cada cría, cría de barrio, de centro de Ciudad, de las periferias, de los campos, de las selvas, donde una de cada mil pequeñas e indefensas tortugas logran llegar a la adultez porque guiadas por el reflejo lunar en el océano, las inocentes caminan directo a las gaviotas y los tiburones que quieren devorarlas por sus instintos depredadores, mientras ELLXS luchan por sobrevivir a una despiadada selección innatural, dónde hay que desadaptarse a las adaptaciones que ha hecho el sistema, si algún día quieren vivir. Esta vez se cuenta con la fortuna de un espacio en el que se aprende a proteger en el caparazón blindado de conocimiento y fuerza de voluntad, la capa-razón, para llegar al océano y mirar las aguas de frente.

 Algunas aguas son hermosas y cristalinas, otras no, otras son peligrosas, violentas, casi mortales y entre tanto caos han perdido su origen, se han dejado convertir en la basura de la que tanto huían y han reafirmado su unión con el plástico, el icopor, el desecho y las redes de mentira , son aguas que hay  que enfrentar con un instinto que va más allá de sobrevivir, en la casa de las ideas  debe ser el de pervivir en comunidad, y será la brújula para el blindamiento de los sin, la capa-razón, que poco a poco va surfeando frente a la decadencia con fuerza, unión y consciencia hasta abrirse paso por el océano, reto para todos  aquellos encerrados en el sistema hidráulico o abandonados en las arenas de la vida.

Es así como las paredes de la resiliencia buscan expandirse en la mente de las próximas guerreras  oceánicas, para que siembren una semilla de paz y de resistencia  en cada corriente que persigan, abonadas y en conjunto crezcan en un nuevo páramo, el páramo de las vertientes para las vertientes, el páramo de la vida para la vida, donde con las aguas renace la semilla de humanidad, que mora en crecimiento en la huerta de palabrandando.



Autoras: Valentina Sánchez Velásquez y Sairandelly Gil Martínez. 

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