"NOS LANZAMOS HACIA LO PROHIBIDO"
_Nitimur in vetitum_
¨Aquí se me revela la esencia
y la expresión de todas las cosas:
Todo lo que es quiere expresarse aquí y todo lo que está en
vías de ser, quiere aprender a hablar de mí¨
Friedrich Nietzsche
PROPÓSITO: Analizar el podcast Relatos anfibios… La masacre invisible por medio del escritor Mario Mendoza para recordar la masacre del guáimaro y el tapón.
Para algunos el 30 y 31 de agosto son días como cualquiera, dónde se despiertan, desayunan, estudian o trabajan, están con sus familias y amigos, lo normal. Pero para otros esos días son de terrible dolor, de pena, de desasosiego, de tristeza e impotencia. El 30 y 31 de agosto de 2002 en San Juan de Nepomuceno, en los Montes de María dónde se hallan las fincas del guáimaro y el tapón murieron 15 personas; personas que eran padres, hijos, hermanos, amigos, esposos. Personas buenas y trabajadoras que lo único que hicieron mal fue vivir en medio una guerra de la cual no eran partícipes. Aún hoy, 16 años después no se sabe que pasó ese fin de semana en los montes de María, no se sabe por qué los mataron, quién lo hizo y con qué fin; aún hoy sus familias viven en la incertidumbre y en la ignorancia de qué fue lo que les sucedió. Nadie les da razón de nada. Hace 3 años estas familias se unieron para alzar sus voces y contar su historia, decir que no quieren que las muertes de sus familiares se queden impunes y que desean con todas sus fuerzas saber por qué les arrebataron a sus seres queridos. En el 2002 nadie hizo eco sobre esta masacre, que por cierto es la tercera más grande que se da en Bolívar, los medios de comunicación poco se pronunciaron sobre esto y al gobierno no les importó la vida de estos campesinos. Y es que estas 15 personas tuvieron la desgracia de nacer en un país donde si no tienes poder no vales nada, dónde no importa si mueres por una enfermedad o por una bala, dónde los noticieros dicen lo que les conviene decir para poder mantener el control de lo que saben las personas, donde las escuelas te educan para que obedezcas, trabajes y vivas por y para el sistema, donde los mismos colombianos son indolentes con sus compatriotas.
(Mendoza, 2016) plantea que “Hacer la guerra con sangre ajena es muy fácil”. Y es que aún no hay un caso donde manden y mueran en la guerra los hijos de políticos, ni los hijos de grandes empresarios; a la guerra van y mueren los hijos de nadie, esas jóvenes que supuestamente no importan. Tanto de un lado como del otro mueren personas que para el sistema no son nadie, son simplemente daño colateral. Estás 15 personas, estos hombres que lo único que hacían era trabajar para sostener a sus familias, fueron víctimas de una guerra que nada tenía que ver con ellos, porque ninguno de ellos era guerrillero, ni paraco y mucho menos político; eran hombres como usted que madruga todos los días en este país tercermundista a trabajar para conseguir el pan. Ellos murieron sin razón alguna, sin causa aparente y el derramamiento de su sangre en aquellos montes solo les duele a sus familias, a esos hijos que quedaron huérfanos, a esas esposas que se quedaron viudas y a esos padres que quedaron con el terrible dolor que causa perder un hijo.
En Colombia no sólo han sido estás 15 víctimas sino 8.794.542, y todos los familiares de estas personas sufren, viven en la resignación porque residen en un país donde reina la injusticia y la corrupción, donde “ la ley no está diseñada para tocar a los grandes, sino para mantener el orden ¿Qué orden pregunta uno? El orden del capitalismo que está montado para machacar a grandes multitudes en beneficio de unos pocos” (Mendoza, 2009). Porque eso son la FARC, los AUC, los gobiernos, entes con poder y plata, es que en este país tener plata es ser el ganador, pero ¿El ganador de qué? Pues del poder, de las riquezas que abundan en las tierras de este territorio y del derecho de quitar la vida, porque en Colombia ya no se diferencia quienes son los buenos y quiénes son los malos. Las familias de las 15 personas que murieron en la masacre del guáimaro y el tapón hoy sufren, lloran, penan por sus muertos, porque nunca nada se los va a devolver, porque la única herencia que tienen y que le van a transmitir a sus hijos son la muerte. Los colombianos deberían empezar a preguntarse por qué esas 15 personas y por qué los otros 8 millones mueren por culpa de una causa que no es la suya, los colombianos hoy deberían ofenderse más por eso, por la muerte no normalizarla. El camino de recordar lo que pasó el 30 y 31 de agosto en los montes de María, en las fincas el guáimaro y el tapón causa mucho dolor, mucha indignación pero es lo correcto, no se pueden olvidar a estas personas inocentes que murieron en medio del conflicto armado y decir por fin con una postura firme y con la voz bien fuerte que no se desea volver a sentir ese dolor, “Y cuando hablo del dolor no me refiero al dolor personal, íntimo, sino al general, al de las multitudes , al de grandes poblaciones arrasadas y destruidas por el egoísmo y la arrogancia de unos pocos”. (Mendoza, 2009). El pueblo colombiano no puede, no quiere y no resistiría una guerra más, el pueblo clama paz.
REFERENCIAS: Mendoza, M. Buda blues, 2009, (1 edición) Editorial Planeta Colombiana S.A. Mendoza, M. Entrevista hecha por el canal LAUD Estéreo en Youtube.
PROPÓSITO: Escuchar el podcast La masacre en contraste con el manifiesto La sociedad industrial y su futuro, escrito por Theodore Kaczynski, para tomar postura crítica de cómo el Rol Descalzo (Derecho) influye en la hambrienta inequidad que esparce la Cosa. ¿Cómo es posible que un pueblo perpetrado por la violencia sea desapercibido ante la justicia y la ley?, hacer un ejercicio de memoria histórica sería lo pertinente para responder a esta pregunta, pues, aunque no lo parezca la injusticia social ha sido una problemática mucho más antigua, casi filosófica, que va de la mano con la evolución del hombre, el enfoque humanista que este ha tornado y sobre todo la industrialización abrupta. Si el hombre por naturaleza es racional y busca facilitar la vida de su especie como tal, ¿dónde nace la inequidad y la injusticia?, básicamente en el transcurso de estructuración piramidal de la sociedad, cuando el proceso de poder, (Kaczynski,1995), ha tomado el protagonismo entre las necesidades innatas humanas; en pocas palabras, cuando el hombre se individualizó y descarto la posibilidad de ayudar a otro, para reemplazarlo por el instinto de sobrevivir (propensión acompañada notoriamente de egoísmo, narcisismo y desdén). Colombia, lastimosamente es el mejor ejemplo de una sociedad individualista y ajena al dolor de los demás; pues prima la estructura piramidal ante el humanismo colectivo, una sociedad donde al norte está la cara, limpia, que miraba al cielo. Al sur están las partes bajas, sucias, donde iban a parar las inmundicias, (Galeano, 2008); donde calles o quizá pasos separan casas de billones, de casas de centavos, en este país piramidal donde la indiferencia del gobierno y entidades estatales es tan increíble, se ubica un pueblo olvidado, olvidado por Dios, por la misericordia, por la justicia y por la ley, pueblo que después de casi 17 años siguen callando una guerra de la cual fueron crueles victimas La des-humanización del individuo, es pues, la causa y efecto de una sociedad piramidal, inequitativa e injusta; siendo este el factor que inhibe al Hombre de cualquier sensibilización ajena, pensamiento racional y le atribuye una consigna “si no me pasa a mí, no me importa”, una cultura de sálvese quien pueda. Kaczynski (1995) Plantea “Una sociedad es un sistema en que todas sus partes están interrelacionadas, y no puedes cambiar permanentemente ninguna parte sin cambiar también todas las otras.” Entonces se puede concluir que la mayoría (sino es que todos), los problemas sociales colectivos, no radican en un partido político, ámbito cultural y mucho menos religioso; son problemas del individuo, sus decisiones, pensamientos, actos; cada integrante de este colectivo es responsable de sí mismo y su entorno, incluyendo la naturaleza. Que el hombre se haya despojado de esta idea y la haya transformado en una premisa totalmente diferente es algo indignante.
Es aún más indignante que los nadies, los hijos de nadies, los dueños de nada (Galeano, 2008) pertenezcan precisamente a aquellos indiferentes al dolor de su pueblo, de su raza, de su ser, de ellos mismos; sean silenciados, comprados y distraídos con bienes que nunca cobraron valor ciertamente representativo a comparación de una sociedad para con ellos; muy bien se conecta la idea de Kaczynski (1995) cuando afirma que “La tecnología presenta avances materiales bien delimitados, mientras que la libertad es una abstracción que significa cosas diferentes para gente diferente, y su pérdida es fácilmente confundida por la propaganda y la charla imaginativa”. Una sociedad donde la sumisión es su penitencia, callar su única opción y obedecer su estilo de vida; donde los que se dan la espalda son vecinos, quizá hermanos; pero la industria maneja efectivamente el flujo de emociones e información que llega a estos nadies privilegiados en contraste a los menos afortunados Y es así como se confirma que efectivamente la revolución industrial y sus consecuencias han sido un desastre para la raza humana. Kaczynski, (1995). La única alternativa, sería el despojo de la ética y moral social inventada, una ética inventada por los de arriba para los de arriba; sin pensar en la base de la pirámide, siendo su único objetivo crear una red de adiestramiento camuflado en norma o mandamiento. Cuando el Hombre se despoje totalmente de esta ética, de esta moral; llegará al más alto nivel de autoconocimiento y satisfacción, siendo este el camino a una nueva sociedad, la sociedad del SUPERHOMBRE (Nietzsche, 1883), donde la capacidad de discernir entre el bien y el mal van más allá de lo estipulado y se considera verdaderamente con inclusión social, es decir, cada individuo sabrá que es mejor para sí mismo y su comunidad, sin importar clase , raza, género o cualquier calificador social. Para concluir y finalizar la pregunta es, ¿dónde están los grandes abogados graduados de las mejores universidades, con sus especializaciones en cientos de campos?; ¿dónde están los grandes jueces importados como mercancías de países más desarrollados?; ¿dónde están los sociólogos que se no dedican únicamente a lanzar datos estadísticos?; ¿dónde están los comunicadores sociales, los periodistas, los trabajadores sociales?; ¿dónde está la razón del Premio Nobel de paz que ganó Colombia? ¿Dónde está el país de propaganda, con indígenas sonrientes, campesinos alegres y jóvenes educados? Todo esto son profesiones denotativas superficiales, sin valor o sentido humano; que no se atreven a explorar las profundidades de una sociedad tipo océano, aunque las aguas parezcan cristalinas y la superficie perfecta, la profundidad es donde está mayor inequidad, pobreza y hambre; y es allí donde nadie se atreve a ir. REFERENCIAS Galeano, E (2008). AMARES. (1º Ed). Buenos Aires: siglo xxi. Editores Argentina. Galeano, E (2008). ESPEJOS. Una historia casi universal (1º Ed). Buenos Aires, siglo xxi. Kaczynski, T (1995). LA SOCIEDAD INDUSTRIAL Y SU FUTURO. Recuperado de https://sindominio.net/ecotopia/textos/unabomber.html Nietzsche, F (1883). ASÍ HABLÓ ZARATUSTRA. Recuperado de https://freeditorial.com/es/books/asi-hablo-zaratustra
6 comentarios:
Maria Jimena Salazar Seguro
11C1
#25
TEMA: Relatos anfibios… La masacre invisible.
PROPÓSITO: Analizar el podcast Relatos anfibios… La masacre invisible por medio del escritor Mario Mendoza para recordar la masacre del guáimaro y el tapón.
Para algunos el 30 y 31 de agosto son días como cualquiera, dónde se despiertan, desayunan, estudian o trabajan, están con sus familias y amigos, lo normal. Pero para otros esos días son de terrible dolor, de pena, de desasosiego, de tristeza e impotencia.
El 30 y 31 de agosto de 2002 en San Juan de Nepomuceno, en los Montes de María dónde se hallan las fincas del guáimaro y el tapón murieron 15 personas; personas que eran padres, hijos, hermanos, amigos, esposos. Personas buenas y trabajadoras que lo único que hicieron mal fue vivir en medio una guerra de la cual no eran partícipes.
Aún hoy, 16 años después no se sabe que pasó ese fin de semana en los montes de María, no se sabe por qué los mataron, quién lo hizo y con qué fin; aún hoy sus familias viven en la incertidumbre y en la ignorancia de qué fue lo que les sucedió. Nadie les da razón de nada. Hace 3 años estas familias se unieron para alzar sus voces y contar su historia, decir que no quieren que las muertes de sus familiares se queden impunes y que desean con todas sus fuerzas saber por qué les arrebataron a sus seres queridos.
En el 2002 nadie hizo eco sobre esta masacre, que por cierto es la tercera más grande que se da en Bolívar, los medios de comunicación poco se pronunciaron sobre esto y al gobierno no les importó la vida de estos campesinos. Y es que estas 15 personas tuvieron la desgracia de nacer en un país donde si no tienes poder no vales nada, dónde no importa si mueres por una enfermedad o por una bala, dónde los noticieros dicen lo que les conviene decir para poder mantener el control de lo que saben las personas, donde las escuelas te educan para que obedezcas, trabajes y vivas por y para el sistema, donde los mismos colombianos son indolentes con sus compatriotas.
Parte 2
(Mendoza, 2016) plantea que “Hacer la guerra con sangre ajena es muy fácil”. Y es que aún no hay un caso donde manden y mueran en la guerra los hijos de políticos, ni los hijos de grandes empresarios; a la guerra van y mueren los hijos de nadie, esas jóvenes que supuestamente no importan. Tanto de un lado como del otro mueren personas que para el sistema no son nadie, son simplemente daño colateral.
Estás 15 personas, estos hombres que lo único que hacían era trabajar para sostener a sus familias, fueron víctimas de una guerra que nada tenía que ver con ellos, porque ninguno de ellos era guerrillero, ni paraco y mucho menos político; eran hombres como usted que madruga todos los días en este país tercermundista a trabajar para conseguir el pan. Ellos murieron sin razón alguna, sin causa aparente y el derramamiento de su sangre en aquellos montes solo les duele a sus familias, a esos hijos que quedaron huérfanos, a esas esposas que se quedaron viudas y a esos padres que quedaron con el terrible dolor que causa perder un hijo.
En Colombia no sólo han sido estás 15 víctimas sino 8.794.542, y todos los familiares de estas personas sufren, viven en la resignación porque residen en un país donde reina la injusticia y la corrupción, donde “ la ley no está diseñada para tocar a los grandes, sino para mantener el orden ¿Qué orden pregunta uno? El orden del capitalismo que está montado para machacar a grandes multitudes en beneficio de unos pocos” (Mendoza, 2009). Porque eso son la FARC, los AUC, los gobiernos, entes con poder y plata, es que en este país tener plata es ser el ganador, pero ¿El ganador de qué? Pues del poder, de las riquezas que abundan en las tierras de este territorio y del derecho de quitar la vida, porque en Colombia ya no se diferencia quienes son los buenos y quiénes son los malos.
Las familias de las 15 personas que murieron en la masacre del guáimaro y el tapón hoy sufren, lloran, penan por sus muertos, porque nunca nada se los va a devolver, porque la única herencia que tienen y que le van a transmitir a sus hijos son la muerte. Los colombianos deberían empezar a preguntarse por qué esas 15 personas y por qué los otros 8 millones mueren por culpa de una causa que no es la suya, los colombianos hoy deberían ofenderse más por eso, por la muerte no normalizarla.
El camino de recordar lo que pasó el 30 y 31 de agosto en los montes de María, en las fincas el guáimaro y el tapón causa mucho dolor, mucha indignación pero es lo correcto, no se pueden olvidar a estas personas inocentes que murieron en medio del conflicto armado y decir por fin con una postura firme y con la voz bien fuerte que no se desea volver a sentir ese dolor, “Y cuando hablo del dolor no me refiero al dolor personal, íntimo, sino al general, al de las multitudes , al de grandes poblaciones arrasadas y destruidas por el egoísmo y la arrogancia de unos pocos”. (Mendoza, 2009). El pueblo colombiano no puede, no quiere y no resistiría una guerra más, el pueblo clama paz.
REFERENCIAS:
Mendoza, M. Buda blues, 2009, (1 edición) Editorial Planeta Colombiana S.A.
Mendoza, M. Entrevista hecha por el canal LAUD Estéreo en Youtube.
Mariana Pino Mora/11C1/21
TÍTULO: La masacre invisible.
PROPÓSITO: Escuchar el podcast La masacre en contraste con el manifiesto La sociedad industrial y su futuro, escrito por Theodore Kaczynski, para tomar postura crítica de cómo el Rol Descalzo (Derecho) influye en la hambrienta inequidad que esparce la Cosa.
¿Cómo es posible que un pueblo perpetrado por la violencia sea desapercibido ante la justicia y la ley?, hacer un ejercicio de memoria histórica sería lo pertinente para responder a esta pregunta, pues, aunque no lo parezca la injusticia social ha sido una problemática mucho más antigua, casi filosófica, que va de la mano con la evolución del hombre, el enfoque humanista que este ha tornado y sobre todo la industrialización abrupta.
Si el hombre por naturaleza es racional y busca facilitar la vida de su especie como tal, ¿dónde nace la inequidad y la injusticia?, básicamente en el transcurso de estructuración piramidal de la sociedad, cuando el proceso de poder, (Kaczynski,1995), ha tomado el protagonismo entre las necesidades innatas humanas; en pocas palabras, cuando el hombre se individualizó y descarto la posibilidad de ayudar a otro, para reemplazarlo por el instinto de sobrevivir (propensión acompañada notoriamente de egoísmo, narcisismo y desdén).
Colombia, lastimosamente es el mejor ejemplo de una sociedad individualista y ajena al dolor de los demás; pues prima la estructura piramidal ante el humanismo colectivo, una sociedad donde al norte está la cara, limpia, que miraba al cielo. Al sur están las partes bajas, sucias, donde iban a parar las inmundicias, (Galeano, 2008); donde calles o quizá pasos separan casas de billones, de casas de centavos, en este país piramidal donde la indiferencia del gobierno y entidades estatales es tan increíble, se ubica un pueblo olvidado, olvidado por Dios, por la misericordia, por la justicia y por la ley, pueblo que después de casi 17 años siguen callando una guerra de la cual fueron crueles victimas
La des-humanización del individuo, es pues, la causa y efecto de una sociedad piramidal, inequitativa e injusta; siendo este el factor que inhibe al Hombre de cualquier sensibilización ajena, pensamiento racional y le atribuye una consigna “si no me pasa a mí, no me importa”, una cultura de sálvese quien pueda.
Kaczynski (1995) Plantea “Una sociedad es un sistema en que todas sus partes están interrelacionadas, y no puedes cambiar permanentemente ninguna parte sin cambiar también todas las otras.” Entonces se puede concluir que la mayoría (sino es que todos), los problemas sociales colectivos, no radican en un partido político, ámbito cultural y mucho menos religioso; son problemas del individuo, sus decisiones, pensamientos, actos; cada integrante de este colectivo es responsable de sí mismo y su entorno, incluyendo la naturaleza. Que el hombre se haya despojado de esta idea y la haya transformado en una premisa totalmente diferente es algo indignante.
(Parte 2)
Es aún más indignante que los nadies, los hijos de nadies, los dueños de nada (Galeano, 2008) pertenezcan precisamente a aquellos indiferentes al dolor de su pueblo, de su raza, de su ser, de ellos mismos; sean silenciados, comprados y distraídos con bienes que nunca cobraron valor ciertamente representativo a comparación de una sociedad para con ellos; muy bien se conecta la idea de Kaczynski (1995) cuando afirma que “La tecnología presenta avances materiales bien delimitados, mientras que la libertad es una abstracción que significa cosas diferentes para gente diferente, y su pérdida es fácilmente confundida por la propaganda y la charla imaginativa”. Una sociedad donde la sumisión es su penitencia, callar su única opción y obedecer su estilo de vida; donde los que se dan la espalda son vecinos, quizá hermanos; pero la industria maneja efectivamente el flujo de emociones e información que llega a estos nadies privilegiados en contraste a los menos afortunados
Y es así como se confirma que efectivamente la revolución industrial y sus consecuencias han sido un desastre para la raza humana. Kaczynski, (1995).
La única alternativa, sería el despojo de la ética y moral social inventada, una ética inventada por los de arriba para los de arriba; sin pensar en la base de la pirámide, siendo su único objetivo crear una red de adiestramiento camuflado en norma o mandamiento.
Cuando el Hombre se despoje totalmente de esta ética, de esta moral; llegará al más alto nivel de autoconocimiento y satisfacción, siendo este el camino a una nueva sociedad, la sociedad del SUPERHOMBRE (Nietzsche, 1883), donde la capacidad de discernir entre el bien y el mal van más allá de lo estipulado y se considera verdaderamente con inclusión social, es decir, cada individuo sabrá que es mejor para sí mismo y su comunidad, sin importar clase , raza, género o cualquier calificador social.
Para concluir y finalizar la pregunta es, ¿dónde están los grandes abogados graduados de las mejores universidades, con sus especializaciones en cientos de campos?; ¿dónde están los grandes jueces importados como mercancías de países más desarrollados?; ¿dónde están los sociólogos que se no dedican únicamente a lanzar datos estadísticos?; ¿dónde están los comunicadores sociales, los periodistas, los trabajadores sociales?; ¿dónde está la razón del Premio Nobel de paz que ganó Colombia? ¿Dónde está el país de propaganda, con indígenas sonrientes, campesinos alegres y jóvenes educados? Todo esto son profesiones denotativas superficiales, sin valor o sentido humano; que no se atreven a explorar las profundidades de una sociedad tipo océano, aunque las aguas parezcan cristalinas y la superficie perfecta, la profundidad es donde está mayor inequidad, pobreza y hambre; y es allí donde nadie se atreve a ir.
REFERENCIAS
Galeano, E (2008). AMARES. (1º Ed). Buenos Aires: siglo xxi. Editores Argentina.
Galeano, E (2008). ESPEJOS. Una historia casi universal (1º Ed). Buenos Aires, siglo xxi.
Kaczynski, T (1995). LA SOCIEDAD INDUSTRIAL Y SU FUTURO. Recuperado de https://sindominio.net/ecotopia/textos/unabomber.html
Nietzsche, F (1883). ASÍ HABLÓ ZARATUSTRA. Recuperado de https://freeditorial.com/es/books/asi-hablo-zaratustra
Mariana Pino Mora/11C1/21
Publicar un comentario